ampharou

miércoles, mayo 18, 2005

Miércoles.

Hoy me he quedado dormida... inconsciente, diría más bien. A las 8.36 he abierto los ojos como si estuviese haciendo algo muy, pero que muy malo. Corriendo para la ducha, con el objetivo claro de terminar de abrir los ojos. Intento convencerme de que, total, ya da igual. Voy a llegar tarde de todas formas, así que qué más dan cinco minutos más. Pero ya no hay remedio. El mal está hecho. He abierto la caja de Pandora. Si me quedo dormida, ya sé que el resto del día va a ir de mal en peor. Es como si mi rutina matinal tuviera que ser a esa hora y no a otra, y una suerte de fatídico numen me castigara por mi falta. Es inevitable, por mucho que quiera deshacer el entuerto atropellándome para salir de casa lo antes posible. Aunque me lave los dientes y me peine mientras termino de ponerme los zapatos. Aunque me pinte los labios y me ponga los pendientes en el ascensor. Ya no hay remedio, los demonios están desatados. Y uno con forma de autobús ha estado a punto de aplastarme al cruzar la calle. Y sólo ha sido el principio...
pensado por ana at 11:53 a. m.

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