ampharou

martes, noviembre 06, 2007

300.


Quién me iba a decir que el post número trescientos iba a ser el de despedida... sí, resulta que me mudo, que dejo este pequeñito apartamento de alquiler que he ido decorando con tanto entusiasmo durante los últimos dos años y medio (¡mira que he cambiado veces la pintura de las paredes y los cuadros!). Me da un poco de pena, pero es que me han regalado un palacete precioso en una nueva urbanización, con todas las comodidades y en propiedad. Los constructores, además, lo han dejado listo para entrar a vivir, decorado con magnífico gusto (son auténticos profesionales, de eso no hay duda). Ellos mismos se han encargado de trasladar desde aquí todos los tesoros que había reunido, y están perfectamente ordenados en un lugar privilegiado de la nueva mansión.

Espero que todos los que me habéis visitado en esta buhardilla lo hagáis también en la nueva morada. Seréis recibidos como merecéis, con los brazos abiertos y deseando que allí también os encontréis como en casa. Eso sí, todavía me tengo que hacer con el funcionamiento de las llaves de luces, del portero automático y la calefacción, así que si encontráis algún fallo, que será sólo achacable a mi torpeza, espero que lo sepáis perdonar.

La nueva dirección, para todo lo que queráis, es www.ampharou.com.

¡Os espero!

pensado por ana at 10:19 p. m. 20 han dicho

jueves, noviembre 01, 2007

Rufus Wainwright.



Hace unos cuantos años, en un fin de semana de esos que pasaba sola en casa, sin pisar la calle ni para comprar tabaco, y sin siquiera los gatos (todavía no habían llegado a casa) para hablar con ellos, en una noche en blanco (era lo que tenía llevar el horario cambiado), disfrutando de la exquisita programación de la televisión, recalé en una cadena de esas que sólo ponen vídeos musicales. No sé lo que estaba viendo, tampoco lo que vi después, pero de pronto empezaron a sonar estos acordes que ya conocía y salió la pequeña rubia, con esos ojos verdes (¿a quién me recordó?) y ese chico que parecía arrastrar las palabras de una manera tan dulce. El rótulo con el nombre del cantante pasó demasiado rápido, y al día siguiente me aposté delante de la tele con esa cadena como único fondo a la espera de saber quién era.

Cuando hace casi dos meses me llamaron para decirme «He hablado con K. Actúa en Barcelona alguien a quien estás deseando ver», al principio no caí. Di un par de nombres antes de dar el suyo, pero a las dos horas ya tenía reservado el vuelo para pasar ese fin de semana en Barcelona. Y ese fin de semana es éste. Una perfecta forma de celebrar mis dos años más felices.

pensado por ana at 11:28 a. m. 10 han dicho

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