ampharou
sábado, junio 18, 2005
Pereza.
De todas las cosas buenas que tiene un fin de semana, la mejor, sin lugar a dudas, es el no tener prisa por levantarme. No me refiero a no tener que madrugar, que también, sino al placer de remolonear en la cama mientras el despertador duerme el sueño de los justos y guarda sus estridentes energías hasta el lunes. Entreabrir los ojos cuando ya la luz inunda la habitación y sólo cuando el cuerpo considera que son suficientes las horas de sueño. Hacer que esos cinco minutos más que me voy robando durante la semana se conviertan en diez, o quince, una hora, saboreando el sueño pegado todavía a los labios. Estirar brazos, piernas, arquear la espalda como un gato al sol, volver a acurrucarme sólo para poder volver a desperezarme... Sólo hay algo mejor que este momento: este momento en buena compañía. Pero de eso hablaré otro día...
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