ampharou

jueves, agosto 25, 2005

Horas (y II)

Nunca nos despedimos. Es como mi pequeño conjuro contra no volver a verle. Ese día, simplemente me sentó en sus rodillas y me abrazó. Me apretó tan fuerte como yo necesitaba, con ese abrazo que él sólo sabe dar para hacerme sentir que estoy viva, mientras sentía su aliento y la barba de dos días contra mi cuello. Estuve mil años con los ojos cerrados hasta que se levantó, cogió su mochila y salió.
Cuídate. Vuelve pronto.
Eran las 13.31.
pensado por ana at 12:25 a. m.

1 Comments:

"Abrazadme, amigos míos. Abrazadme hasta dormirnos".

Qué buenos los abrazos de horas, de siglos. Qué buenos.

26 agosto, 2005 00:59  

Publicar un comentario

<< Home

!-- Begin Webstats4U code -->