ampharou

martes, septiembre 25, 2007

Vuelta al cole.


Ya hace más de una semana que empezó el curso escolar en Andalucía y que nuestros niños volvieron a clase. Los más mayores, ya como perros viejos, sabiendo a lo que se enfrentan, unos con la alegría del reencuentro con los compañeros, quizá con la ilusión de comenzar un nuevo ciclo, de poder bucear por nuevas asignaturas. Otros, con la pesadumbre de dejar atrás un verano lleno de aventuras o, al menos, lleno de horas de ocio y libertad, con el penar de que las próximas vacaciones todavía quedan muy lejos a pesar de los puentes, navidades, fiestas mil que pueblan el calendario escolar.

Los más pequeños, algunos alegres con la inocencia de enfrentarse a algo nuevo, de ser ya chicos grandes que van al cole; los más, sintiéndose abandonados, llorando cual si los condujeran al cadalso. De una forma u otra, lo cierto es que la vuelta al colegio supone un cambio grande para toda la familia después de la pausa de las vacaciones: vuelven los hábitos de todos los años, clases, horas de estudio, comedores escolares, padres o abuelos recogiendo a los pequeños de la escuela, sueño a primera hora, toda la casa se pone patas arribas en septiembre.

Y todo esto viene a que, en la semana de curso que llevamos, en la que todavía no nos hemos terminado de acostumbrar de nuevo a la rutina, coincido cada mañana con un autobús escolar recogiendo en una parada a los críos a los que ha de llevar al colegio. Todas las mañanas las mismas caras de sueño, todas las mañanas las mismas pataletas –todavía- de los más pequeños, las mismas chanzas, bromas, risas de los mayores. Todas las mañanas los mismos padres con prisa dejando a sus hijos… y todas, todas las mañanas el mismo West Highland White Terrier alborotando como oveja en el matadero al ver que sus pequeños amos entran en ese autobús del que él desconoce el destino, ladrándole con toda la rabia de la que sus apenas treinta centímetros de alto es capaz e intentando prevenir a los chiquillos de vaya usted a saber qué peligro imaginado.

Y es que la vuelta al cole es dura para todos.
pensado por ana at 9:44 a. m.

8 Comments:

Uf, el que no lo pasa no imagina cuánto! A mí este principio de curso me ha traído una agenda más apretada que la de un ministro, jeje.

25 septiembre, 2007 15:29  

Yo iba al colegio andando, me pillaba al lado de mi casa. Eran otros tiempos. Iba pro la mañana, comía en casa y luego volvía al cole por la tarde. Ahora los niños trabajan como adultos con jornadas maratonianas. No está nada bien eso.

25 septiembre, 2007 16:50  

Qué recuerdos cuando empezábamos la temporada en el Corral de la Pacheca

25 septiembre, 2007 16:54  

A mi la vuelta al cole siempre me trae recuerdos de trenca, pasamontañas, bufanda anudada por mi madre hasta cortar la circulación, crema nivea para la cara y mocos...y es que pasaba un frío en el camino de casa al cole allá en el norte...

Pobre chuchillo, no sabe la tranquilidad que le espera ahora por las mañanas jeje

25 septiembre, 2007 17:09  

quilla, no me hables del comienzo del cole, que ya me da yuyu pensar que tengo que llevar al peque el año que viene... poresitou...

25 septiembre, 2007 17:32  

Que perrete tan salao ^^

Yo era de las que iban con muchas ganas al colegio en septiembre, aunque ahora daría lo que fuera por que las vacaciones durasen para siempre...

25 septiembre, 2007 22:03  

Pues fijate que yo de crio era de los que siempre se quedaban llorando. Del porque de la llantina nunca he sabido, pero de lo único que me consolaba si.
Mi perra; una mestiza mayor que yo que me dejaba en la entrada y me iba a buscar a la salida. Todos los dias, durante años.

25 septiembre, 2007 23:08  

Y volver a ver a los amigos! La vuelta al cole no es tan mala cuando eres niño :)

Yo por mi parte vuelvo a ser universitario jaja. Me apunté por la Uned a hacer la superior de la que acabé en junio, asiq será un curso movidito entre curro y estudios!

27 septiembre, 2007 17:04  

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