ampharou
sábado, agosto 27, 2005
Rosas.
Hoy me he cruzado con una chica que llevaba entre sus brazos un hermoso ramo de rosas. Y de pronto he recordado cuánto tiempo hace que nadie me regala flores. Sí, sé que puede parecer una ñoñería, y que no todas las flores se regalan con la misma intención con que se reciben, pero sigue siendo un gesto que me parece de lo más tierno. De hecho, los pétalos de la mayoría de las flores que me han regalado siguen habitando mi casa, repartidos por lindos tarros que adornan mis estanterías. Flores que sí significaron algo, como aquellas tres docenas de rosas que me regaló un chico al que no supe querer y que me hicieron parecer la fallera mayor el día de la patrona hasta que llegué a mi casa (cómo le expliqué a mi madre la presencia de esas rosas color sangre es algo que debería contar otro día). Las que celebraron el nacimiento de mi hija, las que me ha ido regalando ella misma después... Rosas de dolor, aquel ramo amarillo adornado con canela que pretendía arreglar lo que ya no tenía remedio. El último, unas amapolas tempranas que me regalé yo misma...
Ya nadie regala flores.
3 Comments:
Yo no quiero flores cortadas.
No me regales rosas, ni claveles, ni el día de mi muerte traigas una corona.
Yo quiero macetas que alumbren
mis días, que trasiendan al momento
en que me fueron dadas.
Las del dolor, que recuperen la alegría junto a mís lágrimas.
Las de la alegría, que alcancen la templanza de las tardes doradas.
Las del amor, que sobrevivan al olvido, aun cuando tu te vayas.
No me regales flores. Mejor macetas, que en mí echen raíces como tus palabras.
Para Ana). Ángel C. Besos.
Estaba equivocada. Sí se regalan flores, de las que llegan al alma.
Gracias, Ángel.
La flores del campo no quieren macetas
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