ampharou
sábado, noviembre 26, 2005
Lluvia.
El viento también se hace un hueco y deja oír su lamento de penitente.
Me miras, te miro.
No cabe nada de lo que sucede fuera entre los dos, cobijados en esta penumbra, en este reposo, en esta pausa de volver a amarnos.
Estiro mi cuerpo por apretarlo contra el tuyo.
Tú me recibes, cálida la piel, renovado el deseo.
Me ciño a ti, te rodeo, te envuelvo.
Te miro, me miras.
Nos encontramos.
Nos perdemos.
8 Comments:
"Entre tu piel y tu piel que no haya aire y si queda algún resquicio que nuestro sudor lo tape".
Precioso post.
Besos.
pocas cosas mejores qué hacer en días tan desapacibles como estos.Verdad?
¿Dónde puedo perderme de esa manera?
Hola que tal?, interesante tu blog!, me gustó bastante!, saludos,
JD
Gracias, Gabi.
Anónimo, a mí desde luego no se me ocurre nada mejor.
Hijo mío, la pregunta no es dónde, sino en quién...
S, ;)
Dinobat, gracias y bienvenido!
¡Uhm! Continúas con los relatos eróticos, voto a tal. ¡Cuídate no te denuncien a los familiares de la Santa Inquisición! Que por cierto son los que más gustan dellos. De los relatos eróticos, digo.
Viendo que ya soy hijo tuyo, ya no firmaré como ilegítimo :))))))))))
Malatesta, lo siento, el recato no es lo mío, aunque habrá que tener en cuenta las aficiones de la familia inquisidora si no queremos terminar ardiendo de la peor de las formas...
Hijo: adoptivo, sólo adoptivo ;)
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