ampharou

sábado, noviembre 26, 2005

Lluvia.


Llueve fuera y el agua golpea los cristales.
El viento también se hace un hueco y deja oír su lamento de penitente.
Me miras, te miro.
No cabe nada de lo que sucede fuera entre los dos, cobijados en esta penumbra, en este reposo, en esta pausa de volver a amarnos.
Estiro mi cuerpo por apretarlo contra el tuyo.
Tú me recibes, cálida la piel, renovado el deseo.
Me ciño a ti, te rodeo, te envuelvo.
Te miro, me miras.
Nos encontramos.
Nos perdemos.

pensado por ana at 1:33 a. m.

8 Comments:

"Entre tu piel y tu piel que no haya aire y si queda algún resquicio que nuestro sudor lo tape".

Precioso post.
Besos.

26 noviembre, 2005 11:18  

pocas cosas mejores qué hacer en días tan desapacibles como estos.Verdad?

26 noviembre, 2005 12:51  

¿Dónde puedo perderme de esa manera?

27 noviembre, 2005 10:24  

Hola que tal?, interesante tu blog!, me gustó bastante!, saludos,



JD

27 noviembre, 2005 14:30  

Gracias, Gabi.
Anónimo, a mí desde luego no se me ocurre nada mejor.
Hijo mío, la pregunta no es dónde, sino en quién...
S, ;)
Dinobat, gracias y bienvenido!

28 noviembre, 2005 00:35  

¡Uhm! Continúas con los relatos eróticos, voto a tal. ¡Cuídate no te denuncien a los familiares de la Santa Inquisición! Que por cierto son los que más gustan dellos. De los relatos eróticos, digo.

28 noviembre, 2005 18:42  

Viendo que ya soy hijo tuyo, ya no firmaré como ilegítimo :))))))))))

28 noviembre, 2005 21:19  

Malatesta, lo siento, el recato no es lo mío, aunque habrá que tener en cuenta las aficiones de la familia inquisidora si no queremos terminar ardiendo de la peor de las formas...
Hijo: adoptivo, sólo adoptivo ;)

29 noviembre, 2005 01:50  

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