ampharou

domingo, diciembre 25, 2005

Palabras.



¡Qué distintas suenan las palabras dependiendo del momento en el que las decimos!

Hasta mañana... ¡hasta mañana!



pensado por ana at 9:26 a. m. 6 han dicho

sábado, diciembre 24, 2005

Felicidades.



¡¡Muchísimas felicidades a todos!!


pensado por ana at 11:18 a. m. 5 han dicho

jueves, diciembre 22, 2005

De navidades, palacios y otras cuestiones.

La casa de mi abuela era mi palacio. Apenas tres habitaciones, el comedor con la mesa más grande que he visto nunca en un comedor, una pequeña cocina y un aseo, pero era un palacio lleno de tesoros escondidos. La galería encalada que rodeaba el patio, un patio de los de aljibe y pozo, la separaba de la casa de mi tía, que era otro almacén de tesoros pero que estaba vedado para los niños de la familia... Había todo un mundo de maravillas en aquellas habitaciones: la de mi abuela, con esa cama tan alta que debía ser por lo menos de una reina, con las fotos de los niños que murieron demasiado pronto mirándonos desde la pared. Abrir los cajones de su cómoda era como asomarse a unos tiempos que ya se fueron y que eran tan ajenos para mí, pero que despertaban mi imaginación hasta límites insospechados. El cuadro del ángel de la guarda ayudando a cruzar un puente a dos niños, motivo de más de dos de mis terrores nocturnos, el olor del puchero y la hierbabuena, la alacena del comedor, aquel frigorífico que se abría pisando un pedal y en el que siempre había una Fanta en botella de cristal esperándome.
Pasé todas las navidades de mi infancia allí.
Los 24 y los 31 después de comer marchaba una expedición hasta el barrio de Santa María cargada de comida por hacer y panderetas. Nada más llegar, a los niños nos echaban a la calle, siempre bajo la atenta mirada de mi hermana mayor que nos llevaba a ver los belenes que se esparcían por la ciudad. Mientras, en palacio, se daba lugar el milagro. No podía ser otra cosa, porque cuando volvíamos, la mesa ya estaba dispuesta con ricos manjares, dulces y pestiños enmelados que nos quitaban el frío que habíamos ido recogiendo en ese paseo lleno de villancicos y luces de colores.
Pasábamos las veladas los mayores charlando del bien y del mal, recordando a los que no estaban –mi madre, mujer de armas tomar, supongo que alegre por estar entre los suyos y con un nudo en la garganta pensando en qué mar y sobre qué olas se hallaría el que más de menos echaba-, cantando canciones antiguas. Los niños, medio amodorrados por lo intempestiva de la hora, medio nerviosos porque nos dejaran participar, aunque fuera sólo esos días, de las horas en que los mayores son ellos mismos.
Mis navidades desde entonces tienen gusto a palacio, a turrón y a pandereta, a la familia alrededor de una mesa, a risas y a Tom Jones cantando Dalila sobre un piano blanco que unos globos sujetan en el aire.


pensado por ana at 2:03 a. m. 7 han dicho

miércoles, diciembre 21, 2005

Lección de anatomía: cuello.

En invierno, casi siempre cubierto al completo con jerseys de todos los colores y las ondas de la melena que intento dejar crecer. En verano, todo lo descubierto que puedo, hasta donde la moral me deja y ya hace rato que ha perdido su nombre. Coronado con un lunar de los que hacen historia, en el lado izquierdo, justo a media distancia entre el mentón y una clavícula lo suficientemente señalada como para que marque perfectamente el camino hasta el bósforo de Almassy.
Portador de perfumes y caricias.
Agradecido receptor de besos.
pensado por ana at 2:33 a. m. 11 han dicho

lunes, diciembre 19, 2005

Oír.


Te oigo y eres tan real como mis propias manos, tan cercano como esta piel que se aferra a ti.
Tu risa, tus cambios de voz, los mimos de tus palabras que me acarician la espalda y se trenzan en mi pelo.
Te oigo y me tienes asida a tus brazos.
Te oigo y te descubro en cada guiño, en cada gesto.
Te oigo y te siento.
Te acercas a mí. Nos sobra el tiempo.
pensado por ana at 9:02 a. m. 5 han dicho

jueves, diciembre 15, 2005

La mala de la película.


¿A que tiene pinta de mala?
Pues eso...




pensado por ana at 1:03 a. m. 11 han dicho

miércoles, diciembre 14, 2005

Línea blanca.

¡Se me han rebelado los electrodomésticos! Bueno, dos de ellos: el calentador (creo que no es un electrodoméstico, sino más bien un gasnaturaldoméstico) y el microondas. Lo del microondas sé por qué ha sido: tiene frío. Y como no sé tejer y hacerle unos patucos, no se me ocurre mejor forma para que funcione, aunque sea a ratos, que darle mimos y un poco de calor a sus sensores helados. Pero lo del calentador me parece que es más envidia que otra cosa. O quizá está triste... no sé, yo lo veo como que le falta algo, así como sin chispa. Va a ser que le falla la autoestima: ese arranque que tenía en otros tiempos, ese fuego interior... Yo intento mimarlo, más que nada para que no coja celos del trato que dispenso al microondas, le hablo con cariño y esas cosas... Vale, también es cierto que en ocasiones le insulto, pero es que una ducha fría a las siete de la mañana termina con la manga ancha de cualquiera.
Por ahora los tengo aislados. No quiero que este conato se convierta en epidemia. Y no es que estén estropeados: funcionar funcionan. A ratos, eso sí. Cuando ellos quieren. Por eso he guardado la batidora en la alacena y al secador no lo dejo salir del baño. El salón, gracias a dios, queda muy lejos, y cualquier noticia de la revuelta será interceptada antes de que llegue a la tele, que esa sí que es un mal bicho y seguro que correría la voz.
Eso sí. Espero que los rumores de la rebelión no lleguen al ordenador. Espero que en los próximos días podáis seguir teniendo noticias mías...


pensado por ana at 1:33 a. m. 7 han dicho

martes, diciembre 13, 2005

Martes.


Martes, ni te cases ni te embarques,
ni vayas a ninguna parte.
Y encima, trece.
Que tengáis un buen día.
pensado por ana at 9:53 a. m. 9 han dicho

lunes, diciembre 12, 2005

Oración.

Que pase el tiempo y que pase rápido. Que dos semanas sean como dos días y dos días como dos minutos.
Que pase el tiempo sin sentir y que sólo nos deje el sabor suave de la dicha.
Que pase el tiempo, que pase rápido para luego pararse. Que una hora sea como mil y una semana como toda una vida.
Y entonces sí, que la vida sea una eterna fiesta.
pensado por ana at 1:33 a. m. 8 han dicho

lunes, diciembre 05, 2005

Lección de anatomía: manos.


No son las más bonitas del mundo, no servirían para un anuncio de Neutrógena. Son huesudas, con dedos largos, delgadas, de venas marcadas, pero dicen más de mí que mis propios ojos.
Inquietas, con unas uñas vasallas del estado de ánimo. Adornadas con varios lunares y con algún que otro anillo (de plata. Nunca en el anular). Surcadas de líneas que me niego a saber si son tan largas como deberían, hablan por mí más que yo misma.
Suaves o duras según la ocasión.
No son las más bonitas del mundo, pero están siempre dispuestas a la caricia, al mimo, a acunar a quien lo necesite, a felicitar con un leve roce a quien lo merezca, a cuidar los amores, a deslizarse bajo ellos, a ser mis intérpretes cuando no me salen las palabras, enredadas en mi pelo, acercándose a ti.

pensado por ana at 1:13 a. m. 9 han dicho

domingo, diciembre 04, 2005

Todos contra el chef.

«Darío Barrio contra el resto del mundo. Nuestro cocinero de Todos contra el chef elabora numerosas recetas para tratar de convencer al jurado de que sus platos son mejores. Sin embargo, cada día tiene un rival que le pondrá las cosas muy complicadas.

Todos contra el chef se emitirá todos los sábados y domingos a las 8,30h de la tarde. (La reposición, los martes a las 9,15 de la mañana). Darío se enfrentará a un concursante con el plato que este último elija. Al final, un jurado valorará quién de los dos es el ganador. Él parece estar muy seguro de sus posibilidades: “Esto es un juego. Enfrentarme a alguien me da la risa”, ironiza. Muchos se están frotando las manos.»

www.cuatro.com/programas/entretenimiento/todoscontraelchef/

Este es mi nuevo entretenimiento de los fines de semana. No por el programa, que no deja de ser original. Tampoco por el cocinero (¿no?), al que ya conocía de otro programa de Canal Cocina cuyo título no podría irle mejor: ‘Bombón’... sino porque ¿sabéis lo divertido que puede llegar a ser comentar este programa durante su emisión, con un contrincante a la altura de las circunstancias y desde la ignorancia que me da ser cocinera por obligación sin tiempo para la devoción, mezclando conceptos tales como ‘esta chica ha mejorado mucho desde el Club Disney’, ‘a quién se le ocurre echarle morcilla al arroz’ o ‘qué linda la sonrisa del cocinero’?
Sí, sí, tremendamente divertido...

pensado por ana at 12:40 p. m. 5 han dicho

viernes, diciembre 02, 2005

Cronología.


CUATRO: el colegio... cuántas horas, cuántos días, años por delante para aprender.

OCHO: primera comunión. Eso sí que eran desayunos, en casa, con chocolate y tarta.

TRECE: el instituto, lo mal que lo pasé el primer año. Lo bien que lo pasé el último.

DIECISIETE: primer año de universidad. Carrera equivocada. Lástima de darme cuenta tan tarde.

DIECIOCHO: ¿el hombre de mi vida? Carrera equivocada. Lástima de darme cuenta tan tarde.

VEINTE: Málaga, mon amour.

VEINTIDÓS: el principio del fin.

VEINTICUATRO: mi año más feliz, lo mejor de mi vida. Lo único que me durará siempre.

VEINTINUEVE: nuevo primer año de universidad. En ello estamos aún.

TREINTA: un acierto que pone fin a un desastre. Seguimos aprendiendo.

TREINTA Y UNO: Ensayo.

TREINTA Y DOS: Aprendo.

TREINTA Y TRES: Crezco.

TREINTA Y CUATRO: Maduro.

TREINTA Y CINCO: Acepto.

TREINTA Y SEIS: soy yo. Me gusto. Me quiero. Por fin.

pensado por ana at 1:33 a. m. 7 han dicho

jueves, diciembre 01, 2005

Deshaciendo nudos.

Cuando uno tiene motivos de quejarse de un amigo, conviene separarse de él gradualmente, y desatar, más bien que romper, los lazos de la amistad.
Catón.


Quien tiene un amigo tiene un tesoro. Eso dicen.
Cuando tienes un amigo sabes que hay alguien que se preocupa por ti, que está a tu lado aunque no esté presente. Cuando tienes un amigo, sabes que alguien oirá todo lo que tengas que contar, que no te reprochará nada aunque no esté de acuerdo contigo.
Cuando tienes un amigo no te importa desmantelar un fin de semana si sabes que él te necesita a su lado.

Cuando tienes un amigo sabes quién te dejará un hombro para llorar, quién se alegrará sinceramente de tus éxitos.
Cuando tienes un amigo das, te das, confías, sin pedir nada a cambio. Sólo esperas ser al menos correspondido en igual manera.
Cuando no es así, te sientes como un perro pedigüeño, como un perro apaleado, como un perro sin dueño. Cuando no es así, maldices tu estampa antes de maldecir la suya.
Cuando no es así, lo mejor es tirar de los cabos aunque sea con los dientes, para ir deshaciendo lazos, alejarte con la mirada baja y el alma en los pies.

pensado por ana at 1:33 a. m. 7 han dicho

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