ampharou
viernes, septiembre 30, 2005
La luna devorando al sol.
miércoles, septiembre 28, 2005
Caída.
lunes, septiembre 26, 2005
Gripe.
A pesar de ello, y como todo mortal que se precie, no estuve exenta de sufrir las típicas enfermedades de la infancia y alguna que otra gripe. Los días que ello sucedía, y siempre que la fiebre amenazara con llevarme casi al coma, podía quedarme en casa y no ir a la escuela. Y entonces sí, llegaba la fiesta. Mi madre, de costumbre parca en mimos y escasa en caricias, se deshacía en cariños para que sus retoños llevasen la convalecencia lo mejor posible. Esos días dormíamos hasta que no teníamos sueño, y tras un desayuno en la cama, compuesto de colacao y magdalenas y no de los habituales migotes de pan, disfrutábamos del lujo de hojear La gran enciclopedia de Oro o Las Maravillas del Saber, aunque siempre caía algún Mortadelo si la abuela Ana venía a vernos. Las comidas y las cenas eran casi siempre a base de maizena o tapioca, delicias tan solo permitidas cuando la fiebre nos cerraba el estómago, y a media tarde, en un derroche de mimos, se trasladaba una de las butacas del salón hasta la cocina, para que pudiéramos ver la poca programación infantil que se emitía entonces bien acurrucadas y sintiéndonos como las reinas que éramos.
Nunca he conocido mejor remedio para la gripe.
sábado, septiembre 24, 2005
Clases de anatomía: ombligo.
jueves, septiembre 22, 2005
Ropa tendida.
Pero, francamente, acarreando un cubo de ropa recién lavada y un montón de pinzas hasta la azotea para tenderla al sol, subiendo a las tres horas para comprobar que sí, que efectivamente se ha secado y recogiéndola de los cordeles para doblarla con sumo cuidado, es la última situación en la que podía haber imaginado a mi jefe... o la penúltima.
martes, septiembre 20, 2005
Rutinas.
sábado, septiembre 17, 2005
Disyuntivas.
jueves, septiembre 15, 2005
Veranillo.
El verano se va acabando. Ya me puedo empeñar en seguir tumbándome desnuda en mi terraza a la hora de comer por acaparar rayos de sol o en dormir con el único abrigo de una sábana y la ventana abierta. Por mucho que quiera retrasar el cambio de temporada en mi armario y el sacarle lustre a las botas. Aunque siga bañándome en el mar al atardecer y caminando descalza todo el día. Tarde o temprano tendré que dar mi brazo a torcer, mirar de nuevo los escaparates y encender las luces de la casa a media tarde.
Gracias a los cielos, todavía nos queda el veranillo del membrillo.
martes, septiembre 13, 2005
Final.
Y un día te paras, y te sientas, y te das cuenta de que ya no tienes nada más que hacer. Y miras por la ventana, como buscando una señal que te diga que no, que aún no está acabado, y lo único que encuentras es una media luna amarilla camino de su propio reposo. Y no quieres creer que estés ahí, en ese final, porque no sabes qué hacer con el resto de un tiempo que aún no ha llegado pero ya te pesa. Y entonces miras hacia atrás, buscando un clavo ardiendo al que poder agarrarte, algún recoveco donde poder meterte, algún desperfecto que poder arreglar. Pero no lo hay. Entonces, todo tú caes a tus pies.
viernes, septiembre 09, 2005
Stand by.
Sequedad mental. Aridez imaginativa. Esterilidad neuronal. Desolación intelectual. Impotencia cerebral. Agotamiento espiritual.
Lo siento. La semana que viene, de vacaciones, será otra cosa.